Siempre
he apostado por las amistades, he tenido muy en cuenta que estaba la familia,
la de toda la vida y luego la que nosotros escogíamos, o eso es lo que dicen
por ahí, pero en las amistades llega un momento en que vas nadando con tus
amig@s al mismo ritmo, a veces, es lo que me ha ocurrido a mi, en tu vida no
llevas un rumbo, al no ser así dices a toda proposición que sí,
simplemente...¡Me apunto!, no tienes un no por respuesta, llega un momento que
miras más por ellos que por tu propia vida, eres fiel, leal...lo haces sin
esperar nada a cambio, es más... lo das todo, hasta lo que no tienes.
Pero llegó un momento en que mis
prioridades cambiaron, sin darme cuenta mi mente me pedía otro tipo
de objetivos, me pedía 'sentir, amar, construir...', pero por no cortar a
mis amistades creí que podía seguir su ritmo, hasta que llegó un momento
en el que un estupendo día de playa se convirtió en un infierno. Llego un
momento en el que me ahogaba, era como si llevase un yunque en el pie
que me arrastraba al fondo del océano, que no me dejaba seguir nadando en la
misma dirección que mis amig@s, algo ocurrió que por más que lo intentaba
no podía...ya no disfrutaba ese día, que lo que antes hacía porque sí, ahora se
había convertido en una gran obligación, hasta que notaba como me ahogaba,
quería llegar a la orilla, pero los demás seguían nadando en su dirección,
me hundía, notaba como el agua salada entraba por mi garganta con
sabor amargo, me falta el aire, los brazos me dolían, definitivamente no
podía continuar, al ver mis amig@s que me quedaba atrás en el camino
algunos pusieron mala cara sin preguntar que me pasa, otros me animaron a
seguir, creían que era una broma, yo ya no podía ni salir a tomar aire, lo que
antes era nadar se había convertido en un buceo, cada vez más profundo, quería
seguir pero no podía, llegó un momento que perdí de vista a mis amig@s, éstos
se enfadaron, me criticaron, creyeron que me había ido, yo buceaba sin
parar, contra toda corriente, hasta que viendo que cada vez mi ida al fondo era
más rápida y estaba perdiendo las fuerzas en nadar contracorriente para seguir
una vez más la dirección de mis amig@s...llegó un momento en el
que no me quedó de otra que poco a poco concentrarme en
ir soltando esa cuerda que me unía a ese yunque tan pesado, con mucho
trabajo, tras luchar y luchar, seguí tragando agua salada, ya no quedaba aire en
mis pulmones, entonces noté como la cuerda se soltó, al verme libre solo podía
nadar para llegar a la superficie, aún en el fondo miré y miré esperando ver a
mis amig@s, me preguntaba si aún estarían ahí, si habrían cambiado de
dirección a la orilla al no verme tras ellos...¡pero no! ellos seguían su
camino.
En dirección a la superficie
solo veía oscuridad, personas que navegaban como yo, intentando llegar
para poder respirar, también veía peces peligrosos y muchos yunques
cayendo los cuales tenía que esquivar para no volver a engancharme y poder
llegar a la superficie con el ansia de poder tomar aire. Tras mucha
distancia de nado veía como los peces más peligrosos se convertían en
pececillos de colores, hasta que me pareció ver un rayo de sol, ¡si, lo era!,
en ese momento la fuerza que ese rayo me dio fue suficiente para impulsarme a
la superficie en dos brazadas. Al llegar, miré a un lado y a otro, no vi a
nadie conocido allí arriba, bueno sí unas cabezas a lo lejos las cuales seguían
su dirección sin mirar atrás, ¡ eran mis amig@s!. En ese momento, me
encontraba perdida, no sabía donde ir, solo me percataba de una emoción
horrible que vino a visitarme, se llamaba soledad, no podía con ella, no
encontraba sentido a seguir nadando, me helaba por momentos, me desmayaba pero
al caer mi cabeza al agua y volver a saborear el agua salada me despertaba y
volvía a la superficie, estaba agotada y sola...ya sabía que nadie vendría a
buscarme, entonces sin saber ni como ni porqué mis brazos empezaron a moverse y
empecé a avanzar, sin saber mi rumbo, sin marcar una velocidad, ellos solo
braceaban y mi cuerpo se movía, creo que simplemente era el instinto de la
supervivencia lo que hacía que mis brazos bracearán y mis pulmones tomaran
una y otra vez aire, hasta regular mi respiración, la cual llegó a un ritmo
adecuado a mi ser, la soledad seguía acompañándome, al principio era
muy triste, nadie pronunciaba mi nombre, nadie me preguntaba como estaba, nadie
se percataba de mi presencia, yo simplemente braceaba sin saber mi
destino, en el camino me encontraba a muchas personas que iban nadando,
algunas persiguiendo sueños, otras a sus amigos, otras iban perdidas como
yo... Una vez acomodada a mi soledad, veía que ésta no me pedía nada, no
me exigía tiempo, me dejaba a mi ritmo, y entonces...fui tomándole cariño a la
soledad... poco a poco empecé a saludar a algunos bañistas que iban relajados
como yo, conversábamos, me contaban sus historias, me reía, algunas veces
lloraba, eran emociones que nunca me había parado a sentir. Además veía muchas
cosas nuevas, disfrutaba cada día de la luz solar, en la noche de las lunas
llenas que pareciera que me daban energía para seguir al día siguiente, también
veía pequeñas islas a mi alrededor, me quedaba un buen rato disfrutando de ellas,
eran hermosas, también veía los pececillos que nadaban a mi alrededor, y
disfrutaba de cada regalo que la naturaleza me hacía, me tomaba mi tiempo,
entonces llegó el momento en el que sabia decidir cuando estar
solo acompañada de la soledad y cuando estar acompañada de alguien más, y
así seguí mi camino, aún sin rumbo, ya lo iría descubriendo conforme nadaba
observando aquel maravilloso paisaje, realmente no me importaba mi destino,
solo disfrutar del camino, para mí ya la soledad no era algo desagradable, se
había convertido en mi aliada, y en algunos momentos en mi remanso de paz.
Tras esta historia mi reflexión es
muy simple, nunca se debe perseguir los sueños de nadie a no ser que sean los
tuyos propios, pues sino, llegará un momento en el que mientras que los demás
disfrutan de sus sueños, tú te sentirás perdido. Sino sabes cuales son tus
sueños, simplemente disfruta del camino el cual te dará pistas que te
llevarán a ellos.
Amichi, ¡que la fuerza del Universo os acompañe!🙏